El Cedro. Parque Nacional de Garajonay |
Amamos los lugares como si fueran
personas y nuestros recuerdos se amontonan cada vez que los volvemos a
encontrar, intentando empezar en el punto donde se paró nuestro recuerdo. Miramos
para reconocernos con ellos, para volver a sentir las mismas sensaciones que
nos cautivaron la primera vez. Pero no importa si no nos acordamos, los lugares
tampoco nos recuerdan. Todo vuelve a empezar. No importa las veces que lo veas
y lo contemples.
El paisaje siempre se ofrece viejo y nuevo a la vez. El Paisaje no tiene
dueño y se hace de quien quiera apreciarlo, de quien quiera vivirlo, y pasa a
convertirse en algo de nosotros mismos, en algo íntimo.Las montañas y su manto de nubes coronando |
NOTA: La Gomera está situada al
oeste de la isla de Tenerife y próxima a ésta. Sus poco más de 370 Km2
contienen una gran variedad de climas y sus correspondientes tipos de
vegetación, con más de 980 plantas silvestres diferentes, unas 280 especies
endémicas de la
Macaronesia y 75 endemismos propiamente gomeros. El gran
tesoro de la isla, no obstante, es el Parque Nacional de Garajonay, un bosque
donde prima la laurisilva procedente de los grandes bosques del Terciario.
En Valle Gran Rey, los bancales descienden por el abrupto barranco. Piedra a piedra, terraza a terraza, la mano del artesano, del albañil, del campesino se unieron para dar vida a este barranco. El agua, tan necesaria, se redistribuye hasta los palmerales situados en la costa y más allá, el barrio de pescadores y el límite que impone el mar Atlántico.
Valle Gran Rey. Año 2011 |
El Valle. Año 2011 |
Calles de Valle Gran Rey. Año 2011 |
El paisaje de montaña es uno de
los atractivos, pero otro tan importante es el de sus playas.
Bajando por La Calera se llega al antiguo
barrio, una iglesia minúscula en una pequeña plaza frente al mar, y hoy lleno
de apartamentos y hoteles de baja altura, por aquello del impacto visual y eso.
Valle Gran Rey. Año 2011 |
A la derecha sale un camino para coches un rato, y luego peatonal al llegar las
primeras dunas. Es la Playa del Inglés, playa algo “salvaje”, en todas
las acepciones del término. Olas rompedoras al borde de la playa, rocas
agrestes, arena negra volcánica y suaves dunas recubiertas de vegetación. Un
buen sitio para contar estrellas.
Si optamos por dejar esta playa, podemos continuar por el paseo Marítimo
hasta la Puntilla , por donde se
extiende la salida natural del barranco y la playa de Argaga, que es abierta y
de fuerte oleaje, pero los laterales son bastante asequibles. Siguiendo el
paseo, se van dejando las pequeñas playas familiares, hasta llegar al puerto de
Vueltas y su preciosa playa, en cuyos alrededores han prosperado restaurantes y
bares de copas. Un gin-tonic en el fin del mundo no tiene precio.
Puerto de Vueltas. Valle Gran Rey. |
Paseo Marítimo |
La Calera. Año 2011 |
El valle se encuentra con el mar Atlántico |
Valle Gran Rey 2011. Relato personal. Con Juliana, Marga y Agus.
Era un sábado de agosto, uno de sus últimos días en este
pequeño pueblo canario, al suroeste de la isla de la Gomera. Estábamos
de vacaciones, en San Sebastián y siempre que podemos nos escapamos unos días a este escondido rincón de la isla,
reducto de románticos ( alemanes, especialmente ), un pequeño grupo de empresarios
y los últimos pescadores.
El valle es junto al paseo por el
Garajonay, visita obligada y ese fin de semana íbamos a realizar sin saberlo,
nuestro último recorrido por uno de los parajes
más bellos de la isla, y de un encanto difícil de superar. Quien conoce las
entrañas del Garajonay, le resultará fácil recordarlo, porque es único en su
género. Apenas hay bosques del Terciario en el mundo.
En esta ocasión nos acompañaron Juliana, Oscar, Sandra, Agus, y
mi cuñada Marga, que se conoce cada
rincón de esta isla. Pasamos un rato buscando donde cenar, tras una
tarde de playa (de arena negra , claro), porque este pequeño pueblo tiene una
gran diversidad de restaurantes exóticos, en relación a su breve población.
Finalmente, un marroquí fue nuestra última singladura. Una mesa en la calle, a
la luz de las farolas, mientras la suave brisa nos acariciaba y comenzaban a
desfilar los platos. Por un lateral de la calle se empinaba una pequeña cuesta que la luz apenas
iluminaba. Desde esta improvisada terraza se adivinaba el mar a la vuelta de la
esquina, las luces alineadas del paseo
marítimo, y las más alejadas de la
Calera , abrazando con sus pequeñas luces la gran mole volcánica
que tienen por montaña. Entre medias, las plantaciones de plátanos, las casas
con su huerto de precario destino y los consabidos apartamentos que proliferan
por doquier.
Tras un matinal baño, comenzamos
los preparativos para marchar al Parque Nacional del Garajonay, dejando a
nuestra espalda el valle, de 0 a
1000 m .,
en pocos minutos. Aparcamos en una carretera alta que cruza el parque.
Las sendas del recorrido penetran
por las entrañas del bosque. A los pocos metros se empieza a comprobar que baja
la temperatura y la luz empieza a perder sus trazos. Un poco más abajo del
barranco por el que descendemos los barbudos líquenes cuelgan de los árboles. Algunos
viven acolchados a los troncos, abrazados como un viajero a su mochila, otros
se extiende por entre los helechos como un manto de seda.
Avanzamos en silencio. La magia ha
comenzado. Un silencio milenario nos va
abrazando y los pocos pájaros que habitan avisan de nuestra presencia.
El camino se retuerce y empina. La luz se va tamizando. Los helechos crecen por
doquier y el sol se abre paso a tientas, entre neblina y tupida vegetación.
Tras varias horas de caminata,
llegamos a un pequeño refugio en mitad del bosque. La recompensa es un puré de
berros ( exquisito ) y un poco de queso gomero. Juliana nos sorprende con una
vieja tradición: cebolla con gofio. Miramos como con sus pequeñas manos separa
las capas de cebolla y como una cuchara, va cogiendo porciones de gofio que
desaparecen tras un Auunh!.
Seguimos la marcha y en esta parte
del camino aparecen aguacates y mangos, y otras frutas tropicales que
desconozco. Las rampas sisean entre matorrales y arbustos. El ascenso hasta la
carretera donde nos aguarda el coche, se acentúa con paulatino aumento de la
temperatura. Es la sensación de salir de una nevera anclada en la prehistoria.
La luz vuelve a brillar. Es como salir
de un cine en verano, con el aire caliente en la cara y un frío aire
acondicionado y traidor en la espalda. Dejamos el Garajonay. Durante aquellas
horas fuimos recibiendo ese encanto que guardan los bosques en su interior, que
se extiende como un perfume…y nos va lentamente atrapando.
FIN DEL RELATO
Este año de 2012 ha sido en España catastrófico ( como casi todos,
últimamente ), pero especialmente severo
con las Isla Canarias ( visitaba La
Palma mientras en la
TV daban imágenes de La Gomera ardiendo). Esto, añadido a la infame crisis, va a
suponer un momento especial, donde se debe de actuar y asumir las consecuencias, castigando
ejemplarmente a los culpables, por el daño causado a las futuras generaciones,
por el dolor causado, que no tiene donde esconderse, pero además debe suponer
una puesta en valor de la prevención. La educación
medioambiental, se convierte en imprescindible. Nos jugamos nuestro
futuro y el de futuras generaciones. Quien quema un bosque, quema la
vida y un poco la de los demás.
Hoy día 1 de septiembre, hay una manifestación en San
Sebastián de La Gomera, la villa para los gomeros, organizado por ciudadanos de esta isla a quien dedico este post, y animo para
que continúen con sus iniciativas. Tendremos que cambiar las cosas para que
aquellos que no quieran vivir en el Paraíso, para mi la isla lo es, sean
expulsados. Si lo hizo Dios, también le podemos imitar.
Mi blog está a vuestra disposición. Un saludo a todos los
gomeros, especialmente a los de Vallehermoso, Chipude, etc.
El Teide desde el faro de La Gomera |
en mi pecho, antes vacío, late un corazón canarioJuan Carlos Morate
Páginas Web interesantes:
Videos sobre Valle Gran Rey:
Para los que se quieran ayudar a los
habitantes del valle:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu opinión. Tu comentario es importante.