viernes, 14 de diciembre de 2012

Crónica desde Venecia

Regresábamos en tren de viajar por Brúnico, San Candido (Innichen) y los Dolomitas (los Alpes Vénetos, de Resia hasta la frontera con Austria), cuando de pronto el paisaje montañoso se fue cambiando y abriendo, y ya sin interrupción, continuó monótono hasta el mar atravesando la llanura Padana, una fosa tectónica de 400 Km. El tren en esta zona del país, desciende rápidamente por una continua ladera y pasa veloz por viejas estaciones, con prioridad de paso hasta nuestro destino: Venice-Mestre.



Mestre está situada antes de la isla ( a solo 10 Km) está plagada de aparcamientos y  buenos hotelesEn esta zona veneciana proliferan además, restaurantes y cafeterías. Por supuesto, es más barato que "el centro", y cuenta con el aliciente de que todos los trenes que tienen fin en Venecia, pasan por la estación de Mestre. Durante el día tiene una gran afluencia de gente. En la estación realicé mi primera compra, un mechero en un kiosko del andén. Y no fue mala idea, ya que también venden todos los billetes que necesites. No hay taquillas. Con el billete en la mano sólo falta validarlo en cualquier máquina a la entrada de los andenes. Y cuidado, conviene hacerlo siempre. Esto también vale para el "vaporreto", el transporte público de embarcaciones.

El recorrido del " gran canal "


 Sta. Luzzía
El fin del trayecto en Venecia es la plaza de Santa Luzzia. Antes de embobarse con la ciudad, a la derecha está la virgen que da nombre a la plaza. Aunque parece olvidada por algunos, es vivamente recordada. Las  plazas, son llamadas "campo", ya que antaño en ellas los venecianos tenían huertos.
Plaza de Santa Luzzia

Al salir de estación a la izquierda de la plaza,  se encuentran los " vapporetos " que realizan un recorrido por el Gran Canal y las luces anunciando las callejuelas que conducen al barrio judío. Las dos opciones son muy recomendables. En previsión del tiempo, nubes bajas y con olor a lluvia, el trayecto en barco parecía la más adecuada. Eran las 7 de la tarde y la luz comenzaba a perderse entre nubarrones. Comenzó a llover haciendo cola para pagar el ticket. Un día difícil para hacer fotos. 
La ciudad tiene un reclamo turístico innegable, pero muchos vamos a ver "su luz", ese halo a veces invisible que va envolviendo las casas, los canales y las calles, ahora llenas de seres hambrientos que devoran escaparates y restaurantes.
Hay dos recorridos. El nuestro es el que acaba en la plaza de San Marcos. Por suerte, el idioma no es un problema para los venecianos, curtidos en la civilización mediterránea y sus ricas lenguas. Lo importante es no olvidarse que siguen siendo mercaderes y viven de vender, es decir, de nosotros. Como en casi todos los sitios, sólo que aquí no hay escapatoria. Venecia es una trampa para el turista. NO HAY SALIDA, todo son canales y calles peatonales con escaparates, la gran mayoría. Por cierto, un buen mapa es imprescindible.
El "Gran Canal" tiene un recorrido de 3 km
Las primeras luces ayudan a dar un poco de color a la imagen del Gran Canal. Lloviznea con insistencia y desde el interior no es posible hacer foto alguna. Desde fuera el cielo  se ve plomizo y se va oscureciendo por momentos. Las pocas luces a babor ( a la izquierda), apenas alcanzan a dar su reflejo en el agua.
La bola de proa se dirige hacia el puente Rialto
Puente Rialto "casi "sin gente
Los palacetes se engalanan con las primeras luces de la noche







Una curiosidad histórica: la estructura política veneciana estaba dirigida por un Dux o Dogo, elegido entre las familias aristocráticas, jefe oficial del Estado. La soberanía pertenecía al Gran Consejo, integrado por los representantes de las familias nobles, inscritas (desde 1506 ), en un libro de oro. En las ceremonias, el Dux, iba precedido por trompetas, escoltado por los heraldos y protegido con un quitasol. Estrechamente vigilado, no podía ausentarse de Venecia: la desconfianza era por excelencia la regla de la vida política.

Palacio de los Dogos, los gobernadores de la ciudad en el s.XII
El Campanile es lo primero que destaca antes de llegar a la Plaza de san Marcos, corazón artístico de la ciudad. Llegar a una plaza de tal belleza es todo un acontecimiento digno de ser recordado, y lo mejor en estos casos es buscar algo que haga perdurar ese recuerdo, por ejemplo comprar algo, una pequeña joya en alguna de las deslumbrantes tiendas de la plaza, bajo los soportales. Es de suponer que será más caro, pero por un recuerdo de este momento... ( creo que merece la pena ). 


Al salir de la tienda ya no llovía y las luces se fueron salpicando por los charcos. Las calles se fueron vaciando. En días así, no salía ni Lord Byron, ilustre poeta inglés que "corrió" Venecia y sus canales a principios del s. XIX.


FIN

Ah! se me olvidaba la crónica: !! la bella Venecia sigue inundada !!. Arrivederci.

Fotos, abril 2012.

2 comentarios:

  1. Me encanta!!!! y que bien narrado.

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  2. Una crónica fascinante, querido Juan Carlos. La foto aérea de Venecia, preciosa; como las demás. Besos para Agus y un abrazo para tí.

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